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Bocairent, donde la roca tiene voz

Bocairent es un pueblo precioso a una hora aproximadamente al sur de Valencia. A este pueblo nos lleva una carretera sinuosa enmarcada por la roca que nos descubre una foto de postal, de esas que no se olvidan, donde el color gris de la roca y el verde de la naturaleza hacen de marco perfecto a este pueblo tan singular.

Bocairent, villa real fundada por Jaime I el Conquistador en 1256 y poblada con colonos cristianos, conservando la traza de calles y callejones de origen islámico. Por aquel entonces también abarcaba la alquería de Alfafara, Ares y el castillo de Mariola. Hubo asentamientos previos en época neolítica, íbera y romana pero lo que hoy podemos apreciar es su legado árabe.

Los primeros colonos, de linaje valenciano, construyeron el molino de la cueva d’en Gomar y explotaron las salinas reales de la sierra, además de ayudar a Jaime I en la conquista de Murcia. Fue una de las villas más pobladas e industrializadas de la zona, dedicada al textil lanero (sXIV al XIX).

Su barrio medieval nos retrotrae a la época musulmana, caminar por sus calles empinadas, laberínticas, sin salida, estrechas…es trasladarse a otra época. Hoy esas calles están adornadas con plantas y flores que los vecinos cuidan con mimo. Una de las más conocidas es la calle de les Voltetes. La calle tiene siete vueltas, que son las siete profecías de Mahoma. Es una de las zonas más antiguas de la villa.

Este pueblo de 4300 habitantes donde no se ve mucha gente al pasear por sus calles, los fines de semana, a media mañana se va llenando de motoristas o ciclistas que después de disfrutar de las curvas vienen a disfrutar del típico almorzar. También se llena de turistas que vienen a pasear por sus pintorescas calles, y a descubrir las muchas rutas de naturaleza que hay alrededor.

Su casco histórico fue declarado conjunto histórico-artístico nacional en 1975 y bien merecido lo tiene ya que cada rincón merece una fotografía. Al adentrarse en sus calles la primera imagen que vemos es el arco del agua que da acceso a la plaza del Ayuntamiento. Desde aquí vemos el campanario de la Iglesia de la Asunción, iglesia construida sobre el antiguo castillo árabe y consagrada en 1516. Se hizo en estilo gótico y posteriormente en barroco. Tras los desperfectos del terremoto de Montesa del siglo XVIII fue de nuevo restaurada.

Algo que llama la atención son las puertas de acceso a la villa, sobre todo la excusada, la última puerta que permanecía abierta cuando las puertas principales ya estaban cerradas o el portal d’Agost y su forma de codo defensiva tan común del mundo islámico. También destacan los azucacs o callejones sin salida típicos de las ciudades medievales.

Sus múltiples fuentes que nos recuerdan la importancia del agua para el pueblo. Es curioso que el agua potable llegara aquí en el siglo XVIII, cien años antes que a Valencia. Las fuentes tienen el año de construcción y su nombre. Su uso era para consumo, para los tintes de lana y para regar los huertos.

Curioso es también el lavadero de la ciudad, punto de encuentro para muchas mujeres donde poder hablar sin cortapisas.

Sentarse en sus plazas, como la de la Cantereria, te transporta a un tiempo en el que el gremio de canteros caminaban por sus calles o la Placeta de Sant Tomás o del Delme. Rodeada por sus casas de época medieval y con las vistas del Parque Natural de la Sierra de Mariola y el Pico Mon Cabrer (1104 metros), mientras disfrutas del silencio más absoluto.

Callejeando veremos la Hospedería de San Juan de la Ribera, virrey de Valencia que visitó Bocairent para volver a consagrar la iglesia y dedicarla al culto. Un punto conocido es la Torre de los Portugueses, escenario del asedio a Bocairent durante la Guerra de Sucesión, momento en que Bocairent se declaró a favor de los partidarios del Archiduque Carlos de Austria. La villa fue defendida por valencianos, catalanes y tropas portuguesas y aunque terminaron rindiéndose, pudieron salvar sus vidas y propiedades.

Además De la Iglesia de la Asunción destacan las ermita de Sant Joan y la ermita de la Mare de Déu dels Desamparats, y la ermita de la Mare de Déu d’Agost, antiguas mezquitas hoy dedicadas al culto cristiano. Ésta última sigue la costumbre seguida tras la reconquista cristiana de ser construida en el portal de acceso a la villa, para que todo el que accediese por la entrada estuviese protegido por la virgen.

Un poco alejado del centro medieval podemos ver la plaza de toros. Hay visitas concertadas pero si te aproximas por la parte derecha hay una puerta abierta desde la cual se puede ver muy bien. Es la plaza más antigua de la Comunidad Valenciana y muy original porque está excavada en roca viva, tanto las gradas como los burladeros. Su historia es curiosa ya que se construyó por una crisis que afectó a la industria textil en el siglo XIX. Varios empresarios y accionistas se reunieron para solucionar el problema de desempleo y decidieron construir una plaza para poder emplear a los trabajadores afectados. Tiene un aforo de 3760 personas y dispone de matadero, corrales, enfermería y capilla.

Pero Bocairent es algo más que una villa, hemos tenido la suerte de poder hacer dos de sus rutas naturales, la Ruta Mágica y la Ruta de los Molinos.

La Ruta Mágica es una ruta extramuros, muy accesible y de corta duración. Saliendo del pueblo hasta el puente de Darrere de la Vila, antiguo acceso a la ciudad, seguimos alrededor del pueblo donde podremos ver la Cova d’en Gomar (antiguo molino documentado en los siglos XIII y XIV) y las viviendas de comienzos de la industrialización. También podremos ver la Cova del Consumer, excavada en la roca para que el cobrador pudiera protegerse y desde aquí controlaba el pago del arancel de los comerciantes que querían acceder los días de mercado.

Justo al lado del Puente también podremos visitar el Centro de Interpretación de les Covetes, les Covetes del Colomer, un lugar óptimo si tu vértigo o claustrofobia no te permite visitar las reales. Y desde muchos lugares del pueblo podrás ver el imponente Convento de San Cristo y su calvario, al cual hay una ruta de dificultad media y que dura unas tres horas. Nosotros no hicimos esta, ya que nos adentramos en la Ruta del Barranc de la Fos.

Si te atreves te recomiendo visitar les Covetes dels Moros. Son cincuenta cuevas excavadas en roca, y alguna están inacabadas, se hacían de fuera hacia dentro y se supone que eran lugares de almacenaje del siglo X cerrados con puertas de madera y los tamaños varían dependiendo de las necesidades de cada familia. Es difícil imaginar la forma de acceder a través de cuerdas y argollas y lo peculiar es que su forma de construcción evita que entre el agua de lluvia. El acceso ha de ser sin mochilas ni cámaras o chaquetas gruesas. La verdad es que a mí personalmente me dio un poco de agobio por los lugares estrechos por los que hay que pasar pero el guía fue muy atento y te va ayudando a que te superes hasta que consigues hacer el circuito entero. A pesar del mal ratito la verdad es que mereció la pena. Te dejo alguna foto de nuestra experiencia.

Al finalizar la visita visitamos la Cava de Sant Blai, un depósito de planta circular de unos 11 metros de profundidad y cubierta hemisférica, con una puerta superior por donde se introducía la nieve y un depósito inferior que tiene en un lateral una acequia para desaguar el agua. Hoy es una galería que da acceso a la cava. Dentro hay paneles donde podemos aprender sobre la historia de la nieve y el hielo en la Comunidad Valenciana. El aprovechamiento del frio natural favoreció el desarrollo del comercio de la nieve, que tuvo su máximo esplendor entre los siglos XVII y XIX. Esta nieve y posteriormente el hielo fue la razón por la que contamos con una industria de helados tan próspera en nuestra zona.

Ya para terminar os diré que todo el esfuerzo de rutas y visitas nos llevó a reponer fuerzas de la mejor manera posible, disfrutando de la gastronomía del lugar. Hay varios lugares pero nosotros probamos el restaurante Cancell y el Mesón Gandía y fueron todo un acierto. En ambos la calidad de la comida y el servicio fue muy bueno. Los vinos de mucha calidad y a un precio razonable. El menú Cancell está muy rico y las carnes, la pata de pulpo o la verdura a la brasa del Mesón Gandía fueron espectaculares. Además el salón de abajo está excavado en roca y es muy original. No olvides reservar porque ambos son muy populares. El único problema que tuvimos fue que el domingo la mayoría de restaurantes cierran, así que tenlo en cuenta si vas a quedarte, nosotros terminamos comprando un bocata muy rico en Bar Chimo, en la plaza del Ayuntamiento. Otro de los bares que no pudimos probar pero nos recomendaron es el Bar Solbes. Y no olvides comprar algún producto típico de la zona, a cinco minutos de la plaza del Ayuntamiento hay una tienda donde tienen de todo y a buen precio, mantas, licores, vinos, pericana….y además te dan a probar algún licor como el herbero, el licor más típico hecho con hierbas de la Sierra de Mariola.

Nosotros tuvimos la suerte de ver el alumbrado navideño y la actuación del coro, además pudimos probar los buñuelos con chocolate y ver el desfile que cada comparsa de Moros y Cristianos hace cada día 3 de mes por las calles del pueblo hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento, enfundados en sus mantas al paso de la música.

Sin duda Bocairent es un lugar que no deja indiferente y que ofrece mucho al visitante. En la plaza del Ayuntamiento tienes la Oficina de Información y Turismo donde te informarán amablemente sobre las actividades dependiendo de tus intereses. Nosotros sin duda, volveremos.

Gracias por tu tiempo. Si te ha gustado, comparte. 🙂

Castellón, La Vall d'Uixó, Sin categoría

Cuevas de San José y entorno de la Vall d’Uixó

Situadas en Castellón, en la Vall d’Uxó, se encuentran las Cuevas de San José.

Es un entorno privilegiado, cerca de la Sierra de Espadán, declarado Parque Natural desde 1988 por sus valores naturales y paisajísticos y su rico patrimonio arqueológico e histórico. Además podemos ver las típicas industrias de cerámica, tan populares en la zona, los naranjos que cubren de verde toda la zona costera, mientras que el secano se va abriendo paso conforme nos acercamos al paraje de San José.

En las montañas de alrededor hay senderos para poner en valor y poder ver restos de las fortificaciones, refugios antiaéreos y trincheras de 1938, época de la República.

Aquí estaba la línea defensiva de Levante, de unos 100 kilómetros, que hacía de freno al avance de las tropas hacia Valencia.

Destacan las laderas sombrías, con poca luz y mucha humedad, que han creado adaptaciones en la flora de la zona, donde abundan las plantas trepadoras, de hojas duras y estrechas para aprovechar tanto la luz como el agua.

La Vall es el camino natural del interior a la costa. El lado Oeste era defendible pero en el Este necesitaron una muralla defensiva. Esta fue una ciudad romana más importante que Arse, la actual Sagunto. En 1939 unas excavaciones para construir edificaciones sacaron a la superficie los restos del asentamiento íbero/romano en las inmediaciones de las cuevas. En los años ochenta pasó a manos del Ayuntamiento.

Tanto las Cuevas de San José como el resto de cuevas tenían una situación geográfica estratégica, por ello estuvieron ocupadas desde el Paleolítico Superior, hace unos 16000 años, como atestiguan las pinturas rupestres de color rojo y estilo esquemático halladas en las cuevas.

En la Edad de Bronce los hábitats estaban en lo alto de las montañas, fortificados con murallas y torre de vigilancia. Así controlaban el territorio, el paso de ganado, mercancías y de gente.

De época íbera se han encontrado en Punta de Orley murallas, acrópolis y torres. Y en Poblado de Sant Josep restos de muralla, dos torres, calles y casas íberas y romanas.

En el siglo IV las colonias agrarias romanas y las explotaciones agropecuarias se establecían en la villa romana de Uixó.

Ya en época árabe se establecieron 12 alquerías al lado del río Belcaire que se unieron formando dos núcleos urbanos, cada uno independiente, con su propia zona industrial y su necrópolis. Estaban encargadas de la seguridad del valle.

En época de reconquista, siglo XIV, Jaime I incorpora la Vall a su soberanía y da permiso para celebrar mercado los viernes. En 1436 Alfonso el Magnánimo dio a su hermano Enrique, duque de Segorbe, la Vall y ésta se convierte en señorío en el siglo XIX.

Tras la expulsión de los moriscos en 1609 la población se sustituía por moriscos pero en la Vall éstos conservaron sus casas, trabajaron sus tierras y realizaron actividades industriales, aunque siempre bajo control cristiano.

En el siglo XVIII hubo un aumento de población y expansión urbanística. las antiguas alquerías se aglutinaron en el Poble de Dalt y de Baix, cada uno con su propia parroquia, el Santo Ángel y la Madre de Deu de la Asunción respectivamente. En el siglo XIX ambos pueblos se unen y los arrabales se aglutinaron y conformaron una plaza central, donde hoy se encuentra el Ayuntamiento.

Ya en el siglo XX se da un aumento de la inmigración por la industrialización, empresas de calzado. En los años 90 se cierra la fábrica de Segarra, lo que provoca una diversificación de la industria y un aumento del urbanismo.

Los acueductos de la zona forman parte del sistema de conducción hidráulica que se inicia en la Fuente de San José. De aquí arranca la Acequia Mayor que llevaba las aguas a la acequia de Benihazar. Los acueductos se construyeron para salvar el cauce del barranco de Aigualit y llevar el agua a los molinos o cauces de acequias que regaban la huerta.

El acueducto más grande, de cinco arcos, tres ojivales y dos de medio punto, es de época romana. Trajo agua hasta los años 50. Más abajo está el de la Alcudia, un arco de medio punto de época medieval.

En época de Jaime I ya se tiene noticias de un sistema de puentes, conducciones para los saltos de los molinos de cereales, acequias para el riego de la huerta de la Alcudia y Zeneta. Se da un uso agrícola e industrial del agua.

Las Cuevas siempre han tenido un halo de misticismo. En ellas se encuentra un yacimiento paleolítico de unos 17000 años de antigüedad donde se han hallado pinturas rupestres de estilo esquemático del 7000 a.C, Patrimonio de la Unesco. Este yacimiento les proporcionaba refugio y agua. Alrededor se han hallado cerámicas y objetos líticos del 3000 al 500 a.C.

Estas cuevas se encontraron por casualidad en el siglo XIX, los vecinos estaban alrededor de la fuente del paraje por la «Fiesta de las flores», donde los más atrevidos se adentraban en la cueva. En 1902 se hizo la primera exploración alcanzando la Boca del Forn. Un joven estuvo a punto de morir al intentar entrar. Algunos años mas tarde el historiador Carlos Sarthou realizó una exploración parcial.

En 1926 un grupo de vecinos alcanzó el lago Diana, hoy llegamos a través del paso de los enamorados, de 5m de profundidad. Se llama así por la forma en que tenemos que inclinarnos al atravesar el túnel tan bajito. También encontraron la Galería de Sifones, perdiendo a uno de sus vecinos en el intento. Esta galería tiene 60m de longitud. Es el túnel artificial más largo recorrido. En 1929 se instalaron pasarelas para poder dar acceso.

De 1936 a 1950 se hicieron obras de urbanización, se construyó una presa y mediante barrenos se agrandó hasta permitir el paso de las barcas. En 1954 el Centro Excursionista de Valencia hizo la primera exploración de espeleología y cuatro años más tarde se hizo el primer plano topográfico de la cueva.

En 1960 se hacen voladuras con dinamita y se llega al Estanque azul y al resto de salas. El estanque tiene 12 metros de profundidad. Aquí el curso del río es más accidentado. En 1973 se hace accesible la Galería Seca, de 270m de longitud. Aqui podemos ver la Cascada de la Flor, de 13m, uno de los puntos más altos. La Catedral es la sala más alta, tiene 12 metros de altura.

Espeleólogos y escafandristas han descubierto hasta 2348m de longitud. Es la segunda cueva más larga de la Comunidad Valenciana. El rio San José alcanza 2750km de longitud y puede llegar a los 5km pero aún no se sabe ni su comienzo ni su final, aun se siguen descubriendo salas. El agua es dulce y nutre a la Vall d’Uixó. Durante nuestra visita solo se visitan 800m del río, una parte en barca y un pequeño recorrido es a pie.

La cueva en la que se encuentra este río subterráneo está aún activa, por eso hay pocas formas reconstructivas aunque destaca la medusa, el calamar… Hay una temperatura constante de 20º. La iluminación ha elevado la temperatura en algunas zonas y han crecido hongos, algas y helechos. Habitan dos crustáceos y una gamba ciega y transparente. La anguila y el murciélago han desaparecido debido al ruido y la presencia de las barcas pero en la Sala de los Murciélagos aún podemos oír sus ruidos evocando el sonido de antaño.

Durante el recorrido hay un espectáculo de música y color maravilloso. Es el colofón de la visita. También se celebran conciertos en los que el público y los artistas disfrutan desde sus barcas de la música y la especial acústica de las cuevas. Otra de las actividades que se puede practicar es el kayaking. Sin duda las Cuevas son el motor económicó de la zona, dando empleo a muchas personas del pueblo

¿Te gustaría conocerlas? No dudes en ponerte en contacto conmigo y concertar una visita.

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La villa marinera de Palamós

Esta ha sido la primera vez que visitamos la Costa Brava, y nos hemos decidido por el Baix Empordà…y he de reconocer que fue todo un acierto. Nos ha sorprendido mucho tanto el entorno, con sus calas preciosas de aguas cristalinas y sus pinadas, como los pueblos costeros y villas marineras. Además del camino de ronda, un paseo para disfrutar de la naturaleza, el olor a pino y a mar. Pero algo que nos encantó fue descubrir el Baix Empordá medieval, una ruta donde descubrir bellos pueblos donde el tiempo se paró y se disfruta de la tranquilidad y el silencio de antaño.

En este caso quería hablaros del lugar donde nos hemos alojado, Palamós. Nos alojamos en una área camper porque solemos viajar en nuestra furgoneta, una Citroen Berlingo XL. Ver amanecer cada mañana desde la cama ha sido una de las mejores cosas de este viaje. El área camper de Palamós nos encantó porque está bien situada, bien de precio (23€/noche en verano) y el personal es muy amable. A nosotros lo que más nos gustó es que no tuvimos que tocar el coche para nada, todo lo hicimos a pie.

Vistas desde nuestra furgoneta.

Los primeros asentamientos en Palamós se conocen gracias a los restos del dolmen en Montagut (2500-1500 a.C.) y los restos del poblado ibérico de la Playa del Castell, declarado Bien Cultural de Interés Nacional. Por cierto, nosotros no pudimos visitarlo porque estaba acordonado y el acceso prohibido.

La población se creó en el siglo XIII tras la compra del castillo de Sant Esteve por Pedro III el Grande, construido sobre restos romanos en la parte oriental de la playa de la Fosca. Se le concedió carta puebla y permiso para crear un mercado semanal y un puerto. Fue una villa fortificada y una importante plaza de armas. Su bahía, una de las más profundas del Mediterráneo Occidental, su puerto natural y su posición estratégica, fueron las razones para nombrarlo puerto real para refugio de buques en caso de temporal.

Estas mismas características también provocaron numerosos ataques, como el del pirata Barbaroja en el siglo XVI o el ataque y desmantelamiento por parte de los franceses. Estos ataques hicieron que los pobladores construyesen sus viviendas intramuros para protegerse, dando lugar a lo que hoy conocemos como el casco antiguo. A partir del siglo XVIII se desmantelan sus murallas y experimenta un crecimiento progresivo.

Durante la Guerra Civil Palamós era afín a la República, su puerto fue bombardeado y se construyeron búnkeres que aún hoy permanecen.

Playa de Palamós

Palamós ha sobrevivido a todas estas vicisitudes para poder mostrar hoy en día todo su esplendor y acoger a todos los visitantes y turistas que disfrutamos de ella. Esta villa que solía dedicarse a la obtención de corcho ha pasado a ser uno de los puertos de pesca más importantes de Cataluña, donde pescan marisco y su famosa gamba. Se ha convertido en un centro de turismo muy importante que ocupa a más del 60% de la población. Para conocer sus orígenes pesqueros os recomiendo la visita al Museo de la Pesca.

Puerto deportivo

Caminar por sus calles es descubrir rincones con mucha historia. Un paseo por la Plaza de los árboles es un buen comienzo. En este lugar solía estar la cruz de término que marcaba la entrada al municipio. Fue realizada en estilo renacentista en el siglo XVI por los canteros de Girona. Desde 1904 está en la entrada del cementerio municipal.

Si paseamos hacia el puerto deportivo podremos ver el Parque del convento de los Agustinos. Es un lugar ideal si queréis contemplar una de las puestas de sol más bonitas de Palamós.

La Plaza del Pedró

Cerca de este parque se encuentra la Plaza del Pedró. Esta plaza es el único lugar donde estamos entre dos mares, el mar de Levante y Poniente. Aquí se hallaba una de las fábricas mas importantes de la industria del corcho. El edificio de la fábrica se conocía como «El Convento», tenía casi 17.000m2, contaba con maquinaria moderna y empleaba a más de 300 empleados de la zona. Sus tapones de corcho se exportaban a nivel mundial.

El mirador de Palamós se sitúa donde se alzaba el palacio real. Anteriormente hubo una construcción fortificada. Su altura, el difícil acceso y la visión sobre la bahía la hacían un punto estratégico.

El rosetón y el óculo formaban parte de la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, del segundo convento de los agustinos. El rosetón tenía función ornamental e iluminaba la nave de la Iglesia. El óculo tenía la función de ventilar el espacio entre la bóveda y el tejado. La iglesia fue parte de las fábricas de corcho hasta su incendio en el siglo XX. En 1955 la empresa propietaria del inmueble, cedió esta portada al Ayuntamiento.

El edificio del Ayuntamiento o Casa de la Villa desde 1699 se encuentra en la calle Mayor, la Artesia social y comercial del municipio. Incluye tres hornos públicos y las casas adyacentes. Fue reedificada a principios del siglo XX en estilo ecléctico y con elementos neoclásicos. Durante la Guerra Civil se instala el Socorro Rojo Internacional, y las salas de dibujo y pintura de la escuela municipal. A mitad del siglo XX se ampliaron los ventanales de la planta baja y acondicionaron el interior para darle su uso actual.

La plaza de la Iglesia era parte del antiguo cementerio que se trasladó al Pedró en el siglo XIX y más tarde a su lugar actual. Los inmuebles que limitaban con esta plaza, eran alojamiento para los presbiteros de la Iglesia y uno de ellos era la casa de la limosna del pan.

La parroquia de Santa Maria de Palamós se constituyó sobre una capilla del siglo XIV. El impulso de la Villa promovió la construcción de una gran iglesia que se comenzó en el siglo XV, hoy es el edifico mas antiguo de Palamós. El edificio, de estilo gótico, tiene nave, ocho capillas laterales, coro y campanario integrado en la antigua Torre del Consejo. Esta torre era un antiguo baluarte integrado en la iglesia en el siglo XVI. Su nombre se debe a que aquí se reunían los Jurados y el Consejo de la Villa, órganos de gobierno municipal cuya función era velar por el cumplimiento de los privilegios otorgados al municipio.

El edificio fue afectado por el ataque de Barbaroja, las naves inglesas y la Guerra Civil, por lo que tuvo que ser restaurado.

La zona conocida como el Arrabal del Mar o la Planassa, era el antiguo puerto natural escogido en 1277 por Pedro III el Grande como enclave estratégico, debido a la profundidad de sus aguas, otorgando a Palamós el acta de fundación y privilegios en 1279. En el siglo XVI se le conocía como el Mirador, y en el siglo XIX se le denomina plaza de la Murada por la muralla que existió en ese sector. Hoy destaca el acceso por las escaleras construidas en 1864 por el Casino de la Unión o de «los señores».

Si caminamos hacia la izquierda, hacia el Club Náutico, nos adentramos en el barrio de pescadores y desde aquí podemos ver la Losa de Palamós y el Faro. La Losa de Palamós es un promontorio sumergido delante del muelle nuevo de la Villa. Se ve desde el faro gracias a una baliza luminosa en forma de columna que indica peligro ya que a lo largo de la historia muchos barcos se han hundido en este punto. Uno de estos barcos fue el vapor francés Cheliff que encalló en 1886, acabó partiéndose y hundiéndose. su tripulación fue rescatada pero el capitán se quitó la vida y está enterrado en el cementerio municipal.

El Faro de Palamós

El Faro de Palamós está ubicado en un saliente rocoso que protegía el puerto natural de los vientos. Se le conoce como el faro de la Punta del Molino porque en su día estaba en una zona aislada con un molino de viento. Su lejanía le valió ser zona de cuarentena en tiempos de la peste. En este mismo lugar se encontraba la capilla de Nuestra Señora de Gracia del siglo XVI y la ciudadela en el siglo XVII. Ambas destruidas por los franceses en el siglo XVII y eliminadas al construir el nuevo dique en el siglo XX.

El faro data del siglo XIX, esta a 22 metros de altura sobre el nivel del mar, es pequeño, con torre hexagonal, cúpula gris y un alcance de 18 millas náuticas. Fue uno de los primeros faros electrificados de España. Tuvo que ser restaurado a finales del siglo XX por los daños causados por los bombardeos de la Guerra Civil y por una cantera próxima.

Dónde comer

Después de nuestra visita a la villa teníamos que reponer fuerzas, así que probamos el famoso pan con tomate y fuet, un clásico. Por cierto, un lugar recomendable es el Groc, hacen unas patatas bravas muy ricas.

Os recomiendo pasar por la Oficina de Información y Turismo, os facilitarán muchos folletos e información. En la calle lateral es donde están todos los bares y restaurantes. La verdad es que nos fuimos sin probar las famosas gambas porque el precio era un poco prohibitivo, así que lo hemos dejado para la próxima. En general Palamós es una zona un poquito cara por lo que respecta a la gastronomia, pero si te lo puedes permitir no te vayas sin probar su pescado fresco, una delicia.

Espero que te lo pases tan bien como yo si vas a la zona. Si te ha gustado, no dudes en decírmelo, y si tienes alguna duda y puedo ayudarte también.

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Qué visitar en Requena

A tan solo una hora de Valencia nos adentramos en un paisaje plagado de viñedos, tierras rojas, colores marrones, añiles…estamos en la Tierra Bobal.

Es uno de los términos municipales más extensos de España, con 814 kilómetros cuadrados aunque la población según el INE en 2018 era de 20.227 habitantes. Gran parte de esa extensión de terreno está ocupada por las vides que darán el producto más preciado de la zona, el vino. Visitar Requena es conocer su historia, su proceso, sus tipologías y formas de producción.

El vino llegó a Requena a través de los fenicios, hace 2500 años. Excavaron lagares en roca para elaborarlo y almacenarlo, dando lugar a la Solana de Pilillas, las bodegas más antiguas de la Península Ibérica. Desde entonces esta industria ha ido creciendo y perfeccionando el sistema de producción hasta el día de hoy.

La ciudad de Requena nos habla de esta historia, recorrer sus calles es conocerla. Hay un itinerario trazado que facilita la visita siendo el acceso por la principal cuesta, la del castillo, la cual da acceso a la vieja Villa.

Aquí nos encontramos en la parte más elevada de la ciudad, por eso se ubicó la fortaleza árabe, protegida por muros y torres y con un solo acceso a la ciudad. Era conocida como Al Rakkana, la fuerte, la segura, y así debía ser ya que en este lugar residía la máxima autoridad.

Puerto seco entre Castilla y el Reino de Valencia

Esta zona fue puerto seco entre Castilla y el Reino de Valencia, donde pagar los impuestos entre reinos. Su implicación en la Guerra de Sucesión dejó como recuerdo los túneles que recorren el Barrio De la Villa, para protegerse del asedio austracista.

De su época árabe también podemos observar la Torre del Homenaje, reconstruida por los cristianos en época de los Reyes Católicos. Llama la atención el adorno de cuerda y lazada del primer piso, a modo de envoltura de regalo. La pérdida del carácter defensivo de la ciudad tras la unión dinástica de los reyes de Castilla y Aragón.

La función de ambas construcciones ha ido cambiando a lo largo de los siglos, plaza de toros, trinquete, cárcel, sala de exposiciones…Hoy en día la Torre del Homenaje nos adentra en la historia de la ciudad gracias a un audiovisual muy interesante y la Fortaleza es utilizado como espacio lúdico.

Una vez pasada esta zona nos encontramos con la plaza de la Fortaleza, donde se ubicaban los cubillos o torres redondas que flanqueaban la entrada al castillo, el foso el puente levadizo y el patio de armas.

De aquí accedemos a la Medina, cuyo recorrido nos puede llevar a ver sus siete puertas de acceso y sus cuestas, una de las mas curiosas es la cuesta de las carnicerías, llamada así porque aquí se encontraban los proveedores de carnes de la ciudad

También se aprecia el trazado de sus calles angostas, laberínticas. Dos de las más curiosas son la calle Santa Maria y la calle Somera, en ellas podemos ver antiguas casonas que pertenecieron a los treinta caballeros de la nómina del Rey que repoblaron de la zona después de la reconquista en 1239.

De esta época de reconquista son las tres iglesias que podemos ver en la ciudad, de las cuales solo la Iglesia de Salvador está abierta al culto. Destacan las bellas portadas de la Iglesia de Santa Maria y la Iglesia del Salvador en estilo gótico florido Isabelino y ambas Monumento Nacional desde 1931.

Tesoros eclesiásticos

En la Iglesia de Santa Maria podemos ver la anunciación de la Virgen, la imagen de la Virgen con el niño en brazos rodeada de los doce apóstoles y coronada por figuras angelicales. Desgraciadamente las iglesias fueron muy dañadas en la Guerra Civil y se perdió mucha de su riqueza.

La Iglesia de San Nicolas fue declarada Bien de Interés Cultural en 2008. La Iglesia de Santa Maria y la Iglesia del Salvador con Monumento Nacional desde 1931.

La iglesia de San Nicolas es la más antigua de las tres, en la Guerra de Sucesión lamentablemente su pórtico gótico fue destrozado y restaurado posteriormente en estilo neoclásico. En su fachada podemos ver la imagen de San Nicolas, patrón de Requena. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 2008.

Requena también fue conocida por ser el cuarto centro sedero de España, así lo atestigua la Casa del Arte Mayor de la Seda, donde podemos ver un telar y aprender sobre esta industria. Valencia solía proveer la materia prima y a través del puerto de Sevilla y Cádiz se exportaba a las Américas.

Requena fue conocida por ser el cuarto centro sedero de España

Gracias a la industria sedera, el cultivo de vid y cereales se enriqueció y triplicó sus habitantes. Desgraciadamente la pebrina y la peste causó en el siglo XIX una caída drástica de producción que no pudo recuperarse. Relacionada con esta época por albergar una fábrica de manufactura de seda es la casa de los Pedrón. Felipe II concedió a esta casa el derecho de asilo, tradición por la cual delincuentes y maleantes podían aferrarse a la cadena del perdón y no ser detenidos hasta no comprobar los hechos delictivos.

El tesoro escondido en las cuevas de la Villa

En la ciudad encontramos diversos lugares relacionados con el vino como Ferevin, la Sede de la Ruta del Vino, el Museo de la Fiesta de la Vendimia, o el Museo del vino. Un lugar importante es la plaza del Albornoz, o del coronel Ruiz de Albornoz. Aquí se han celebrado festejos, corridas de toros, nombramientos e incluso ejecuciones y hoy albergan un tesoro digno de ser visitado, las Cuevas De la Villa.

Estas cuevas fueron excavadas en época árabe. A pesar de ser sencilla la excavación dado el material que las compone (caliza y arcilla) es inevitable pensar las pésimas condiciones de vida de los jornaleros que excavaron los 1200 metros cuadrados que componen este lugar, la oscuridad, el polvo y la humedad que soportaban a cambio de un salario para poder sustentar a la familia.

Todavía podemos ver los respiraderos en el techo de las cuevas que además de aportar oxígeno en algunos casos la forma en sellar la cueva y conservar el grano. Aún podemos ver la escaleras que antaño eran utilizadas por los moradores de las viviendas superiores y los utensilios de arcilla para la conservación de los alimentos.

Las cuevas permanecieron escondidas hasta finales de los años 70 del pasado siglo

La arena y arcilla extraída fueron utilizadas para la construcción de las viviendas, que curiosamente volvieron a sepultarlas en el siglo XVIII. Cuando las casas a las que pertenecían fueron destruidas los restos colmataron esta joya que estuvo escondida hasta los años 70 del pasado siglo, cuando se pusieron en valor. Para ello se conectaron 22 cuevas que tuvieron diversos usos, funcionaron como almacén de grano, como bodega, como pozo e incluso osario.

Las tinajas eran utilizadas para conservar comida, almacenar grano, vino, aceite e incluso pan. Había formas de conservar estos alimentos para poder alimentarse en época de carestía, y muchos eran conservados en el pósito o cueva comunal.

El agua permitía la resistencia en caso de asedio. Requena tenía mucha en el subsuelo

La gran riqueza tanto de las cuevas como de la ciudad era el agua, ejemplo de ello es el pozo de 15 metros que podemos ver en estas cuevas. El agua era poder de resistencia en caso de asedio y Requena tenía mucha agua en el subsuelo.

Otra de las funciones de esta cueva fue el funcionar como osario De la Iglesia del Salvador y es que hasta 1813 la ciudad no disponía de cementerio municipal. Cuando la cripta de la iglesia no tenía más capacidad se utilizó esta cueva como fosa común hasta la creación del cementerio municipal, donde hoy descansan estos restos.

Dónde comer

Después de esta visita nosotros nos quedamos a comer en uno de los muchos restaurantes que hay en la ciudad. La oferta es amplia y me consta que la gastronomía es fantástica.

Nosotros nos decantamos por El Yantar, la cocina de Pilar y fue todo un acierto, un placer para el paladar. A mí me encantó la ensalada Food Xperience y el arroz meloso de secreto ibérico y boletus. Y por supuesto sus postres, no pudimos resistirnos a la tarta de queso y la torrija. En cuanto al vino…..déjate aconsejar…….estás en tierra de expertas y expertos en la materia. Si puedes reservar antes de ir puedes incuso comer en la cueva.

Si aún te quedan ganas por la tarde no me iría de allí sin probar una cata de vinos, hay muchas bodegas para ello, todas diferentes pero con nexo común, pertenecer a la ruta del vino y Tierra Bobal.

Si quieres seguir descubriendo, probar sus manjares y degustar sus vinos estaré encantada de poder mostrarte todo lo que este lugar tiene para ofrecer.

Valencia, 46014
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Qué ver en Xàtiva

La ciudad de las mil fuentes

Xàtiva es una de esas ciudades en las que guiar es un reto y un placer por toda su riqueza monumental, histórica y artística. Gracias a su orografía ha sido a lo largo de la historia un paso estratégico para las rutas comerciales y militares y, por tanto, un lugar ideal para fundar un núcleo urbano. De hecho, tanto íberos como romanos dejaron su impronta. Fue, precisamente, en el recinto romano-visigodo donde los musulmanes decidieron establecerse para luego expandirse extramuros.

Con la llegada de los árabes, el agua potable se extendió a la medina y los arrabales, y se perfeccionaron los sistemas de riego, que permitieron pasar de la agricultura de secano a la de regadío gracias a una red de aljibes y la acequia de la Vila.

La ciudad creció falda abajo, dividiéndose en dos zonas: la mezquita Mayor y la zona residencial mas alejada del centro. En esta época se construyeron mezquitas y palacios con hermosos jardines y estanques. Se construye también el primer molino papelero de España, cuya producción era de tan buena calidad que aún hoy en Marruecos se habla del papel xativi.

Reconquista de Jaime I

Años más tarde, Jaime I reconquistó la ciudad gracias a los pactos con la población autóctona, y por ello se mantuvieron las estructuras musulmanas. Los árabes se ubicaron en los arrabales, los judíos en el sudoeste de la Medina y los pobladores aragoneses y catalanes en la ciudad amurallada.

Xàtiva es una de esas ciudades en la que guiar es un reto

Es el momento de la «arquitectura de reconquista», siendo las iglesias y ermitas los edificios más singulares. De este tiempo data San Félix, Santa Tecla y el Hospital Real de los Pobres.

La ciudad se expande en el siglo XIV con la construcción del Convento de las Clarisas, de los Dominicos y la Iglesia de Sant Pere. El castillo pasó a ser prisión de Estado de la Corona de Aragón, donde encerraban a príncipes, nobles y miembros del alto clero.

En este momento la ciudad se enriqueció, se mejoraron las vías de comunicación y se experimentó un auge en el comercio y en el arte. Era tal su importancia que sería la segunda en votar en las Cortes Valencianas, después de Valencia. Las Germanías también tuvieron un papel destacado. De hecho, aquí surgió el personaje de l’Encobert.

¿Quieres conocer un poco más de la ciudad?

Una buena zona para dejar el coche sería cerca de la Avenida de Selgas, donde está el ayuntamiento y la oficina de turismo. Justo al lado, podemos ver la Casa Botella, uno de los muchos edificios modernistas construidos tras el derribo de la muralla.

Las murallas adquirieron su extensión definitiva en la Guerra de los dos Pedros (XIV), pero en 1874 se derribaron y hoy quedan solo 3 km de esa antigua muralla que aún pueden verse en la Avenida de Selgas

Lo primero que llama la atención es la cantidad de fuentes que hay en la ciudad, tantas que recibe el sobrenombre de la ciudad de las mil fuentes, aunque se han documentado 800. Hay tres tipos: las reales, mantenidas por el Estado, las vecinales y las particulares, a las que les llegaba un diámetro de agua. Las fuentes de Xàtiva se abastecen de dos manantiales, el de Bellús y Canals.

La ruta de las fuentes

Precisamente, una forma de conocer la ciudad es a través de la conocida como ruta de las fuentes. La primera que nos encontramos está al lado de la oficina de Turismo: la Fuente del León, del siglo XIX.

Se han documentado hasta 800 fuentes

Todas ellas tienes una estructura similar: un basamento que servía como abrevadero para animales y un fuste con caños para que los habitantes de la ciudad pudieran beber agua y una copa que solía estar decorada al gusto de la época.

A mí la que más me gustó fue la Fuente de los Veinticinco Caños. De composición mural, se construyó a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Consta de 25 caños de bronce con forma de serpiente y destaca el relieve del mascarón del centro por donde cae mayor caudal. Este es el primer punto de salida de agua que viene del manantial de Bellús.

Si subimos por la calle Portal de Lleó, a la izquierda nos encontramos con el Convento de Santa Clara, de estilo gótico mudéjar. Aquí se ordenaban las mujeres nobles. Fue un lugar destacado en el siglo XVII. Cuenta la leyenda que en este lugar se obró un milagro.

Al pasar por delante del cenobio en procesión, el lirio que la imagen de la virgen llevaba en una mano se dobló, poniendo fin a la gran peste que acabó con la vida de 3.000 personas. En este momento, nació la devoción a la Virgen de la Seo. El convento sufrió daños durante la Guerra Civil, pero posteriormente fue reconstruido.

En la plaza de la Trinidad se encuentra la bella puerta flamígera (s. XV) del Convento de Los Trinitarios, cuyo monjes fueron desalojados en 1820 con la desamortización de Mendizábal para su posterior segregación con diferentes usos. Fue casino republicano hasta 1939 y Archivo Municipal desde 1986. El antiguo campanario del convento es hoy una casa privada modernista.

El edificio junto a la Fuente de la Trinidad es el Palacio de Alarcón. Adquiere su nombre en el siglo XVIII cuando es adquirido por la familia Alarcón, hoy se ubican los juzgados. Destaca la disposición asimétrica de los vanos en la fachada principal y la balconada desplazada a la izquierda para que la familia pudiera ver las procesiones que llegaban por la calle Moncada.

Continuamos el recorrido hasta la plaza Alejandro VI. Aquí podemos ver la Fuente de Aldomar, del siglo XVIII, y la casa que fue propiedad de los Borja durante generaciones y reformada a mediados del siglo XVI. Fue la casa natal fue la casa natal de Rodrigo de Borja, futuro Alejandro VI.

La ruta en este punto ofrece dos opciones: continuar la calle hasta el final para poder ver la Iglesia de Sant Pere (XIV), el antiguo convento de Sant Onofre (XVIII) y la Fuente de los 25 caños, regresar por la vía Segurana, San Cristóbal y l’Ardiaca hasta la Basílica, o volver por la calle Bosch y San Vicente y llegar directamente.

Al lado de la plaza de Calixto III se encuentra la Casa Artigues. Hoy es la oficina del consumidor. Aquí podemos admirar el retablo de azulejos rococó dedicado a San Jacinto, religioso y misionero español que fue martirizado en el siglo XVIII. También aparece la Virgen de la Seo y personajes célebres como Calixto III y Alejandro VI.

En la Plaza podemos contemplar tres edificios importantes. En primer lugar, la Colegiata-Basílica menor de Santa Maria, construida sobre la Mezquita Mayor. Fue consagrada por Jaime I bajo la advocación de la Virgen María y la mantuvo intacta por su excepcional belleza.

Visita a la colegiata/basílica

Al edificio se le fueron añadiendo capillas y en 1413 fue erigida colegiata. En 1596, los jurados de la ciudad deciden construir un nuevo edificio con planta de catedral gótica. La construcción duró 350 años. Su torre campanario es la segunda más alta de la Comunidad Valenciana. En 1973, se declaró Basílica Menor.

Sus cuatro puertas de acceso han sido dedicadas a diferentes santos y la entrada principal a los papas de la familia Borja: Calixto III y Alejandro VI, que asumen el pontificado en el siglo XV.

Ellos impulsaron la ciudad fuera de nuestras fronteras y aportaron beneficios y riquezas culturales y artísticas, tales como la capilla de Santa Ana, la ermita de Santa Ana y la publicación del primer libro impreso en España gracias al esfuerzo del noble setabense Luis Despuig. Proporcionaron muchas obras a la colegiata que hoy día permanecen en el museo, muy recomendable para ser visitado.

Justo al lado nos encontramos el Palacio del Arcediano, del siglo XIII. Es un edificio gótico que formaba parte del conjunto de casas y palacios ubicados en esta zona y relacionados con los cargos eclesiásticos vinculados a la colegiata. El arcediano era quien ejercía la jurisdicción por delegación del obispo y administraba los bienes eclesiásticos y atendía a los más necesitados, de ahí el nombre del edificio.

También tenemos el Convento de San Doménec, fundado por Jaime I, y el antiguo hospital, que desde el siglo XV ha mantenido su función sanitaria. Era un hospital de pobres mantenido por el rey, limosnas y órdenes religiosas.

Fue declarado BIC en 1985. Destaca su fachada con la imagen de la Virgen y el coro de ángeles. Quedó muy dañado por el incendio de 1707 y restaurado posteriormente.

De aquí podemos ir a la Plaza del Mercado y disfrutar de sus preciosos soportales, además de degustar la rica gastronomía de la ciudad; en especial, un buen almuerzo para reponer pilas. Los fines de semana es el lugar de encuentro para tomarse una copa y el ambiente está muy animado. Queda atrás el tiempo en que esta plaza fue lugar de proclamaciones reales, subastas de obras e incluso ejecuciones públicas.

Muy cerca del mercado se encuentra el Museo Municipal de la ciudad que está formado por el Almudín (XVI), y la antigua Aduana de Mercancías. El patio central estuvo destinado a lonja de contratación de trigo y depósito par abastecer la ciudad.

Visita al museo municipal

El Museo posee importantes colecciones pero el cuadro más famoso es el de Felipe V colgado cabeza abajo. Esto se debe a que en la Guerra de Sucesión donde había dos sucesores al trono, Carlos de Austria y Felipe de Anjou el pueblo se decantó por el bando austriaco y en la Batalla de Almansa las tropas franco-castellanas asediaron la ciudad, echaron a los habitantes, la quemaron (por ello les llaman los socarrats) y cubrieron el campo con sal para estropear las cosechas. Como venganza en 1945 el cronista Carlos Sarthou colgó bocabajo el retrato del Rey y estará así hasta que un Borbón visite la ciudad.

Si aún te quedan ganas de Museos te recomiendo visitar el Museo de Bellas Artes, es muy interesante y merece la pena visitarlo y dar un paso por la calle Moncada y admirar las maravillosas fachadas modernistas de sus edificios.

El castillo de Xàtiva

Después del centro histórico te recomiendo visitar el Castillo de Xàtiva, imponente fortaleza que nos muestra el poder que tuvo la ciudad antaño. Se puede subir caminando y ver los restos romanos, la Ermita de Sant Josep y la Iglesia de Sant Feliu. O se puede subir en coche ya que hay dos zonas donde aparcar.

La fortaleza se divide en dos partes, el castillo Mayor y Menor, conectados por una muralla que formaba parte de la muralla urbana de la ciudad que data del siglo XI y que fue reformada a finales del siglo XII – comienzos del XIII y restaurada en el siglo XVI.

El castillo se encuentra a 850 metros de altura, en el monte Vernissa, siendo un punto estratégico desde donde controlar y protegerse. Tiene un kilómetro de longitud. Esta fortaleza fue construida con base íbera y cartaginesa pero tanto romanos como árabes y cristianos han dejado su impronta.

El castillo se encuentra a 850 metros de altura

Pasear por sus restos es trasladarse a aquella época, es recorrer tiempos remotos y entender la historia de la ciudad a través de su castillo. Está bien señalizado y bastante intuitivo. Hay varios puntos interesantes, como las diferentes puertas de acceso, la capilla de Sant Jordi, la plaza de armas, los grafitos islámicos, la capilla gótica de Santa Maria, la Torre de San Jorge y la Prisión.

En esta fortaleza tenemos diversas puertas porque en el punto mas alto se resguardaban las tropas de más nivel y las personas de más importancia, era el punto más protegido. La puerta más conocida es la de Aníbal, ya que se dice que el general Aníbal estuvo de camino a Roma e incluso que aquí se casó con una princesa íbera y tuvo un hijo.

Algo que veremos todo el tiempo en este castillo son las fuentes o aljibes, era una riqueza ya que en caso de asedio la posesión de agua permitía resistir durante más tiempo. Los aljibes del castillo tienen mucha capacidad, muchos de ellos estaban tapados para evitar que les pudieran entrar las flechas envenenadas disparadas por el enemigo.

La prisión albergó nobles y gente ilustre, entre ellos el conde de Urgel que estuvo 9 años sin ver la luz del sol y dicen que al salir quedó ciego. El conde murió en el castillo y su sarcófago está en la capilla de Santa Maria.

Después de visitar el castillo una buena parada es la terraza del Bar del Castillo para tomar algo y reponer fuerzas.

Xàtiva bien merece la pena un día de visita y si tienes más días… aún queda mucho por descubrir.

Si quieres descubrir Xàtiva de la mano de una guía oficial, no dudes en contactar conmigo

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La herencia alfarera en Agost

Los pueblos son pequeñas joyas que conservan la etnografía, la cultura, la historia y las tradiciones de todos aquellos que nos precedieron, y es nuestra obligación conservar para futuras generaciones.

En el pueblo de Agost, a tan solo 18 kilómetros de Alicante, han sabido poner en valor la industria alfarera y recuperar todos aquellos elementos que le dieron la identidad que tiene hoy en día.

Nuestra visita comienza en la «fuente de la plaza», construida en el siglo XVIII, centro de reunión para las mujeres del pueblo que venían a llenar sus cántaros y a contarse todas las novedades acaecidas.

Plaza de España

Esta fuente está situada delante del Ayuntamiento, en la plaza de España, punto importante para los agostenses ya que en ella se celebran las «Danses del Rei Moro», rito de paso en el cual los jóvenes que cumplían 18 años e iban a realizar el servicio militar bailaban en dicha plaza. El pueblo se ha encargado de preservar esta tradición y mantenerla viva en sus fiestas de agosto.

La nomenclatura de las calles representan bellas imágenes realizadas en cerámica que hacen alusión al nombre de las mismas, los canteros, el morelló, Plaza de España….

Seguimos nuestro paseo a través de la calle de la Font para encontrarnos con la Fuente y el Lavadero, estos estaban fuera del pueblo y era donde las jóvenes casaderas solían venir a buscar pretendiente.

Es curioso ver en la fuente los agujeros que los botijos han ido dejando con el paso del tiempo al dejarlos apoyados una vez que estaban llenos. El botijo que solían utilizar para portar el agua se llama culona, debido a la base que tiene para poder apoyarlo en el filo de la fuente.

Junto a la fuente nos encontramos el lavadero, del cual se tienen noticias desde 1830 y que estuvo en uso hasta hace muy poco. Este lavadero además de ser punto de encuentro para las mujeres del pueblo y los alfareros. Era el lugar para estar al día de cualquier noticia y tuvo mucha importancia durante las epidemias, ya que el gobierno pedía que se lavara la ropa regularmente para evitar enfermedades. En el lavadero las mujeres se peleaban por los puestos de lavado, ya que algunos estaban mas cotizados que otros, y utilizaban las distintas balsas dependiendo del tipo de ropa, quedando la última para el uso alfarero.

Seguimos por el carrer de les Cantereries para descubrir los restos de antiguos hornos que servían de estufa a los más pequeños del pueblo en las tardes frías de invierno. Esta calle angosta estaba repleta de hornos alfareros, en su momento álgido hubo hasta 33 alfarerías.

Aún es posible imaginar el ir y venir de las carretas cargadas con las piezas que iban punteando por rayas a modo de ábaco para llevar el control de las que salían de los hornos, cada rayita correspondía a una carga de 10 botijos.

Aún podemos ver en las paredes los arañazos de la leña que venía cargada en carretas para ser utilizada en los hornos. Cada detalle de esta pequeña calle nos retrotrae en el tiempo y es fácil imaginar las duras condiciones de vida de estos artesanos alfareros. El trasiego de carretas, las necesidades de leña que había que preparar, el humo constante que ha marcado el color tan típico de las casas del pueblo, que parecían a medio hacer y que hoy en día aún conservan esta característica identitaria.

En esta misma calle nos encontramos con la pequeña ermita de Santas Justa y Rufina, construida por iniciativa de los alfareros que pidieron su intercesión y ayuda por un pleito contra el Barón de Cortes que duraría diez años pues este quería cargarles impuestos por torno en lugar de por alfarería, lo que empobrecería aún más su ya precaria situación.

Nuestra visita nos lleva para finalizar al Museo de la Alfarería, donde se encuentra la figura de la Peona, un reconocimiento al trabajo tan duro que realizaban las mujeres al prepara el barro y transportar las piezas terminadas para que se secaran al sol.

En este museo es posible ver el proceso de elaboración de los botijos, las piezas más populares y el uso de la cerámica a través de la historia y de nuestra vida cotidiana.

Es curioso que el museo se haya erigido gracias a una señora alemana, Ilse, que quedó maravillada al ver la tradición alfarera de Agost y que impulsó la creación del mismo. Gracias a su iniciativa y al apoyo del pueblo ahora podemos disfrutar de una colección de piezas de cerámica y botijos, que ponen en valor esta tradicional artesanía que un pueblo como Agost ha sabido preservar y transmitir.

Un lugar que no te dejará indiferente, donde queda patente que el respeto por las tradiciones, la artesanía y la industria local puede ser un gran revulsivo para estos pueblos que tienen aún mucho que contar.

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València – Centro histórico

Uno de los tours que más frecuentemente realizo es la visita al centro histórico de Valencia. Un recorrido que suele durar unas dos o tres horas, siempre dependiendo del cliente, sus inquietudes e intereses.

El recorrido comienza en Torres de Serranos, antiguas puertas de entrada a la ciudad. De las doce puertas de ingreso de nuestra antigua muralla solo dos permanecen en pie, las Torres de Quart y las de Serrano. Comenzando nuestra visita en estas torres del siglo XIV conoceremos su uso como parte de la ciudad amurallada y el contexto histórico en el que fueron realizadas.

Torres de Serranos

Desde allí me gusta ir a Plaza de la Virgen, pues es el lugar donde nació Valentia Edenatorum en el 138 a.C. Este lugar es idóneo para contar donde nació nuestra ciudad, el porqué el Cónsul Decimo Junio Bruto decidió que éste era un lugar óptimo para establecerse.

En esta plaza tenemos edificios emblemáticos como el Palau de la Generalitat, edificio del siglo XV cuya función primigenia sería la recaudación de impuestos para la corona. Otro edificio emblemático es la Basílica de los Desamparados, templo religioso que alberga a la patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados y donde podemos observar los maravillosos frescos de Antonio Palomino.

Otro edificio importante es la Catedral, con su torre campanario Miguelete. Edificio que se comenzó a construir en el siglo XIII siendo finalizado en el siglo XVIII. En ella podemos disfrutar del Santo Cáliz, la Capilla de los Borja y el maravilloso altar con los ángeles músicos, entre otros objetos muy valiosos.

Otro lugar indispensable es la Plaza Redonda, lugar con un encanto especial que me ayuda a explicar la Valencia del siglo XIX, y la Plaza Lope de Vega, donde se encuentra «La Estrecha» la casa más estrecha de Europa.

Algo que incluyo en mis tours es la visita a la Lonja de la Seda, edificio Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1996. Uno de los edificios más bellos del gótico civil, su salón de contratación, con las imponentes columnas simulando palmeras, su decoración tan detallada….es un lugar que me encanta descubrir a los visitantes de mi ciudad.

Justo enfrente nos encontramos con la Iglesia De los Santos Juanes, Monumento Histórico Nacional desde 1947. Como muchas otras parroquias de Valencia. Su origen fue una antigua mezquita convertida en ermita, situada extramuros hasta la construcción de la muralla cristiana. A lo largo de la historia ha sufrido muchos cambios que nos conducen por interesantes momentos históricos de la ciudad.

Muy cerca de aquí está el templo de los sentidos, el mercado central. Es uno de los principales lugares a visitar en la ciudad. Sus colores, olores y sabores son un placer para cualquier visitante. Es muy gratificante explicar los productos y gastronomía típica de la zona, su conexión con la historia y cultura de Valencia.

De aquí me gusta pasar por la fachada del Marqués de dos Aguas, actual Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias. Este museo alberga la mayor colección nacional de cerámica desde el siglo VIII hasta la actualidad. Otra de las fachadas emblemáticas es la del Banco de Valencia.

Dos edificios para no perderse son la Plaza de Toros, edificio de estilo neoclásico declarado Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural y donde se celebran diversos actos a lo largo del año, y la Estación del norte, edificio modernista realizado por Demetrio Ribes a principios del siglo XX.

De aquí suelo ir hasta la Plaza del Ayuntamiento para terminar mi tour. Esta plaza me gusta especialmente porque alberga preciosos edificios como el del Ayuntamiento y el de Correos. Sobre todo me gusta esta plaza por los puestos de flores que la rodean y porque aquí se celebran nuestras tradicionales «mascletás», uno de los actos más conocidos de nuestra fiesta más internacional, las Fallas. No imagino mejor forma de terminar el tour.

Si te animas a visitar la ciudad puedes contactar conmigo y adaptaré el tour a tus necesidades e intereses. Será un placer poder mostrarte mi ciudad.

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València – Parque natural de la Albufera

Uno de los placeres de ser guía turístico es poder trabajar en entornos como el de la Albufera. Si estás en València, no dejes de visitarla, puedes llegar en coche por la CV500 o bien puedes ir con el autobús de la EMT Línea 25 que tiene salidas frecuentemente.

Por el camino dejaremos a la izquierda el pueblo de El Saler, llamado así porque aquí se almacenaba y secaba sal, que luego pasaba a formar parte del patrimonio real.

Un poquito más adelante empezamos a ver los campos de arroz que desde el siglo XVII han ido ganando terreno al lago gracias a las especiales condiciones de inundabilidad y la poca profundidad del lago.

Los campos de arroz desde el siglo XVII han ido ganando terreno al lago»

Estos lucen diferentes colores dependiendo del momento del año en que visitemos la zona. En abril y mayo se siembra y deja paso en verano al manto verde que cubre toda la zona.

En septiembre, después de la siega los campos aparecen desnudos esperando a ser inundados en la «perelloná» que va de noviembre a enero.

En este momento se anegan los campos para evitar plagas, el crecimiento de malas hierbas y lavar el terreno de sales. Es en este momento cuando la Albufera recupera su imagen de antaño, su tamaño original aunque podemos seguir viendo las líneas divisorias que forman los tancats». Estas líneas se levantaban para delimitar los campos de los distintos propietarios, usando la tierra sobrante.

Desde que el parque fue declarado parque natural en 1986 se han implementado medidas para la buena convivencia de estas explotaciones agrícolas y el lago de la Albufera.

El arrozal tiene un alto valor ecológico, industrial y paisajístico. Es un hábitat imprescindible para el funcionamiento ecológico de la Albufera, una actividad económica tradicional y es fuente de alimentación para las aves que cada año visitan el parque.

Un poquito más adelante nos encontramos con la Devesa del Saler, el pulmón de València, de dimensiones reducidas pero altísimo valor ambiental.

Su clima y características peculiares hace que la fauna y flora sea muy diversa, al igual que su paisaje. Encontramos más de 400 especies vegetales distintas entre las cuales se encuentran el lentisco, la siempreviva y los arbustos que abrazan a los pinos para recibir su sombra.

Devesa del Saler

Más adelante ya avistamos el lago, el «estanque tranquilo» de los romanos y la «Albuhaira o pequeño mar» de los árabes.

Su formación se debe al cierre de una bahía, el arrastre de sedimentos del río Turia y Júcar gracias a las corrientes marinas que elevaron una línea de costa artificial que acabó separando el mar de este lago. Hoy ambos están comunicados mediante golas o compuertas que regulan el nivel del agua en el lago.

Gola de Pujol. Imagen de Generalitat Valenciana

En su origen el agua era salada pero gracias a los «ullals» o manantiales de agua dulce que pueblan el lago y al aporte sobre todo del río Júcar que riega esta zona gracias a la red de acequias y canales presentes ya desde época romana y árabe, ésta ha pasado a ser dulce.

Una de las actividades que no podemos dejar de hacer es pasear en barca por el lago en un albuferenc, la barca típica que ya desde antaño transportaba mercancías y personas pues el pueblo del Palmar solo tenía acceso por barca.

Las barcas se impulsaban gracias a las perchas. Hoy se impulsan a motor, aunque siguen ayudándose de la percha para las maniobras.

Albuferenc y percha
Paseo en barca por la Albufera de València

La Albufera es destacada en Europa por la diversidad de aves que cada año la visitan, llegando a contarse 250 especies distintas.

Es uno de los humedales más importantes de Europa y uno de los espacios naturales más representativos de la Comunidad Valenciana. En ella podemos encontrar aves acuáticas, patos, garzas, garcilla cangrejera, charranes y muchas especies consideradas raras o amenazadas a nivel europeo. Además en el lago podemos encontrar el fartet y el samaruc, dos endemismos en peligro de extinción y ahora criados en las reservas del lago.

Ya en época árabe se pescaba en el lago, Jaume I reconoció esta actividad legalmente a partir de 1250 a cambio de una quinta parte para el patrimonio real. Ello llevó a vecinos de Ruzafa a construir barracas para sus aperos de pesca. En la segunda mitad del siglo XVIII los pescadores y sus familias establecieron su residencia en el Palmar, dando lugar al crecimiento del pueblo.

Las casas eran barracas, casas tradicionales de una planta, hechas con materiales del entorno, con dos puertas orientadas este-oeste para airear la estancia, una cocina/salón y dos dormitorios.

En la puerta de levante una parra proporcionaba sombra en verano y sol en invierno. Las de pescadores no tenían planta superior pero las de huerta sí, que servía de almacén y para la cría de gusano de seda.

Esta es la particularidad de este parque natural, ser un ejemplo de la interacción del hombre y la naturaleza ya que en él conviven el cultivo del arroz, el lago y un pueblo, algo poco habitual.

La Albufera es un ejemplo de la interacción del hombre y la naturaleza»

Increíble pensar que este lago fue vendido por el rey Alfonso XIII al Ayuntamiento de València por un valor de 1.000.000 de pesetas (unos 6.000 €) pero gracias a eso, hoy podemos disfrutar de un entorno natural en el que el reloj se para y el silencio da paso al canto de los pájaros que habitan en la zona.

Si el tiempo te lo permite, te recomiendo pasear a la hora del atardecer, las puestas de sol en la Albufera te hacen sentir parte de un cuadro pintado por el mejor de los artistas

Otra forma de visitar la Albufera es recorrerla en bicicleta, es una ruta muy recomendable para poder acercarte de otra forma a la Albufera y disfrutar de su paisaje.

Recorrido en bici por el Palmar y la Albufera

Te recomiendo no irte del Palmar sin probar una paella típica. En su origen eran con pato y aquí puedes probarla, pero cualquier tipo de paella está buenísima y si quieres disfrutar de este plato típico, este es el lugar.

Tradicional paella.

La Albufera es, en resumen, un ejemplo de cómo la simbiosis entre el hombre y la naturaleza aún es posible si existe voluntad y respeto por el entorno que nos rodea, si somos capaces de entender que es nuestra obligación preservar esta joya para las generaciones futuras. Es responsabilidad de todos.

Si aún quieres conocer más no dudes en contactarme y podemos concretar una visita.

Valencia, 46014

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Volver a Huéscar, Granada, volver a las raíces.

Hoy, 28 de febrero, es el día de Andalucía y he querido homenajear a esta tierra contando uno de los viajes más entrañables que pude hacer en 2020.

Justo antes de que la pandemia comenzase y que todo el mundo se viese inmerso en una pesadilla, nosotros pudimos cumplir uno de los sueños de mi padre, volver a su tierra, al lugar donde nació y creció.

Nos parecía muy bonito poder contribuir a realizar ese sueño y ser parte de él, así que nos pusimos y en dos horas y media nos trasladábamos de Elche a Huéscar, en el Altiplano granadino.

Huéscar

La primera sorpresa fue al llegar a Cuevas la Atalaya El lugar es precioso, os dejo imágenes para que podáis ver lo bonitas que son las cuevas por dentro. Además el propietario, Ángel, es encantador, nos recomendó cosas que ver en la zona y fue muy simpático y acogedor con nosotros. Si estáis por la zona, no dudéis en alojaros aquí, dormir en una cueva es una experiencia que no olvidaréis. Por cierto, podéis llevar carbón y hacer una barbacoa fuera, o encender la chimenea de la cueva…y pasar una noche muy romántica si vais en pareja.

Fue un momento emocionante. Al decirle que veníamos a ver donde creció mi padre nos preguntó el apellido y nos sorprendimos al comprobar que conocía a parte de nuestra familia.

Es algo muy curioso que en muchas zonas de Andalucía se conserva la costumbre de conocer a las familias por el apellido o el «mote»; es decir, el sobrenombre con el que se conocía.

Una vez instalados nos dispusimos a recorrer un poco la zona. Se puede observar que hay muchos huecos en las laderas de las montañas, son las antiguas cuevas que datan de tiempos inmemoriales y que en época medieval (S.V al XVII) sirvieron de cobijo a los moriscos que huían de la medina y de otras regiones de la península tras la orden de expulsión promulgada por Felipe III.

Otro momento de expansión de estas cuevas fue a finales del S.XIX y primera mitad del S.XX. Es un buen momento para la industria azucarera y agrícola y muchas familias de origen humilde buscarán una vivienda barata y que se adaptara a sus necesidades. Hoy muchas de ellas gracias a la adaptación y modernización de las mismas están siendo reorientadas al Turismo.

Cuevas de Huéscar

Nuestra exploración nos llevó a Fuencaliente, un manantial a 2 km del centro de Huéscar. Se puede ir en coche, pero un paseo y respirar aire puro también vale la pena. Su acceso y uso de la zona recreativa es gratuito. Además hay un restaurante que en verano imagino ha de estar lleno. 🙂

Es un lugar precioso donde disfrutar de la tranquilidad, el baño, la sombra y el juego. Las aguas son naturales, por lo que mantienen una temperatura constante de 18º centígrados. Algo que me resultó curioso son la cantidad de peces que había dentro de la piscina. Imagino que en verano no estarán, pero fuera de la temporada de baño he de decir que estaba lleno de ellos.

Este día aprovechamos para recorrer el pueblo. Huéscar apenas cuenta con 8.000 habitantes pero en verano este número se multiplica. En su entorno hay mucho que visitar, sobre todo es un lugar idóneo para los amantes de los yacimientos arqueológicos, ya que cuenta con muchos restos y este es uno de los asentamientos más antiguos del continente europeo.

La situación estratégica de Huéscar entre la meseta y el sureste de la península hizo de ella un lugar de paso para diversas civilizaciones que han ido dejando su impronta en la zona.

Esta herencia y el buen hacer de estos pueblos ganaderos y agrícolas ha favorecido que su reconversión al turismo esté siendo un éxito. Tanto Castril, Castilleja, Galera, Huéscar, Orce y Puebla de Don Fadrique se han unido para poner en valor unos restos que nos cuentan la historia de nuestros antepasados más lejanos.

Las casas señoriales de Huéscar y su hermoso templo gótico renacentista el siglo XVI, la Colegiata Santa María, muestran en sus fachadas un pasado glorioso, bañado de escudos nobiliarios y riqueza que hacen honor al poderío que llegó a ostentar la villa.

El punto más concurrido de la villa es sin duda la plaza y el mercado, donde no pudimos resistirnos a la tentación de comprar embutido de la zona (morcilla, relleno, blanco…) y tomarnos una cervecita al sol.

Nos dispusimos a seguir con nuestro paseo y al lado de la Colegiata Santa María entramos a la joyería de Emilio Galera, primo de mi padre al que no había visto desde que eran pequeños.

Fue muy emotivo el reencuentro y me siento muy agradecida de haber podido vivirlo en primera persona porque es una muestra de que las buenas relaciones que se forjan en la niñez perduran a pesar de la distancia y el tiempo. Ver cómo se miraban, se abrazaban, se besaban y recordaban pasajes de una infancia ya lejana pero muy vívida, nos hizo partícipes de un momento único.

Reencuentros felices

Tras tanta emoción nos dirigimos a Cuevas de Alkadima, un lugar maravilloso donde cobijarse en un día caluroso a la sombra de una parra y disfrutar de su exquisita carne a la brasa. No dejes de visitar el restaurante pues está formado por multitud de cuevas. Nosotros tenemos pendiente volver en una día de frio invierno para poder disfrutar de una cena al calor de una de estas cuevas tan acogedoras.

El paisaje que rodea a la villa está salpicado de explotaciones agrarias y ganaderas vigiladas de cerca por la sierra de la Sagra, un macizo majestuoso que domina la llanura circundante. Pero eso ya te lo cuento en otra historia….Seguimos recorriendo la zona. 🙂

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Esgarraet

Una de las tapas típicas o entrantes que primero probé al venir a vivir a València fue el «esgarraet». Esta palabra valenciana describe a la perfección la forma en que se presentan sus ingredientes, como «desgarrados». Se hace con pimiento rojo asado, bacalao en salazón y aceite de oliva virgen extra. A mí me gusta con un diente de ajo machacado y acompañado de ahumados, pero eso es al gusto.

El pimiento y el bacalao se cortan o desgarran en tiras muy finas, luego se pone el aceite y el ajito, y para terminar se pone a los lados un poquito de ahumado. Os voy a poner una foto para que veáis la buena pinta que tiene y os animéis a probarlo. Si lo acompañáis con unas tostadas y una cervecita sabrá mejor. 🙂

¿Cómo se hace?

Si te atreves a prepararlo en casa, calcula que en media hora estará hecho. Necesitas 3 pimientos rojos, unos 70 gramos de migas de bacalao, 3 dientes de ajo y aceite de oliva al gusto.

Se hacen los pimientos al horno (yo siempre hago más de tres porque luego congelo y tengo para más veces y ahorro energía). Una vez que los pimientos están hechos esperas un poco a que se enfríen y los pelas (esto es lo peor por lo pringoso, pero es fácil de hacerlo).

Siempre podéis comprar los pimientos ya hechos y pelados, pero no saben igual. Por cierto, si tenéis chimenea el sabor de los pimientos será top.

Luego los cortamos en tiras, desmigamos el bacalao y machacamos los ajos o los cortamos en trocitos pequeños. Lo mezclamos todo, ponemos el aceite de oliva y lo dejamos macerar. Lo mejor es hacerlo de un día para otro, estará más bueno porque los sabores estarán más mezclados.

Espero que lo disfrutes 🙂 Buen provecho!!