Los pueblos son pequeñas joyas que conservan la etnografía, la cultura, la historia y las tradiciones de todos aquellos que nos precedieron, y es nuestra obligación conservar para futuras generaciones.
En el pueblo de Agost, a tan solo 18 kilómetros de Alicante, han sabido poner en valor la industria alfarera y recuperar todos aquellos elementos que le dieron la identidad que tiene hoy en día.
Nuestra visita comienza en la «fuente de la plaza», construida en el siglo XVIII, centro de reunión para las mujeres del pueblo que venían a llenar sus cántaros y a contarse todas las novedades acaecidas.
Plaza de España
Esta fuente está situada delante del Ayuntamiento, en la plaza de España, punto importante para los agostenses ya que en ella se celebran las «Danses del Rei Moro», rito de paso en el cual los jóvenes que cumplían 18 años e iban a realizar el servicio militar bailaban en dicha plaza. El pueblo se ha encargado de preservar esta tradición y mantenerla viva en sus fiestas de agosto.
La nomenclatura de las calles representan bellas imágenes realizadas en cerámica que hacen alusión al nombre de las mismas, los canteros, el morelló, Plaza de España….
Seguimos nuestro paseo a través de la calle de la Font para encontrarnos con la Fuente y el Lavadero, estos estaban fuera del pueblo y era donde las jóvenes casaderas solían venir a buscar pretendiente.
Es curioso ver en la fuente los agujeros que los botijos han ido dejando con el paso del tiempo al dejarlos apoyados una vez que estaban llenos. El botijo que solían utilizar para portar el agua se llama culona, debido a la base que tiene para poder apoyarlo en el filo de la fuente.
Junto a la fuente nos encontramos el lavadero, del cual se tienen noticias desde 1830 y que estuvo en uso hasta hace muy poco. Este lavadero además de ser punto de encuentro para las mujeres del pueblo y los alfareros. Era el lugar para estar al día de cualquier noticia y tuvo mucha importancia durante las epidemias, ya que el gobierno pedía que se lavara la ropa regularmente para evitar enfermedades. En el lavadero las mujeres se peleaban por los puestos de lavado, ya que algunos estaban mas cotizados que otros, y utilizaban las distintas balsas dependiendo del tipo de ropa, quedando la última para el uso alfarero.
Seguimos por el carrer de les Cantereries para descubrir los restos de antiguos hornos que servían de estufa a los más pequeños del pueblo en las tardes frías de invierno. Esta calle angosta estaba repleta de hornos alfareros, en su momento álgido hubo hasta 33 alfarerías.
Aún es posible imaginar el ir y venir de las carretas cargadas con las piezas que iban punteando por rayas a modo de ábaco para llevar el control de las que salían de los hornos, cada rayita correspondía a una carga de 10 botijos.
Aún podemos ver en las paredes los arañazos de la leña que venía cargada en carretas para ser utilizada en los hornos. Cada detalle de esta pequeña calle nos retrotrae en el tiempo y es fácil imaginar las duras condiciones de vida de estos artesanos alfareros. El trasiego de carretas, las necesidades de leña que había que preparar, el humo constante que ha marcado el color tan típico de las casas del pueblo, que parecían a medio hacer y que hoy en día aún conservan esta característica identitaria.
En esta misma calle nos encontramos con la pequeña ermita de Santas Justa y Rufina, construida por iniciativa de los alfareros que pidieron su intercesión y ayuda por un pleito contra el Barón de Cortes que duraría diez años pues este quería cargarles impuestos por torno en lugar de por alfarería, lo que empobrecería aún más su ya precaria situación.
Nuestra visita nos lleva para finalizar al Museo de la Alfarería, donde se encuentra la figura de la Peona, un reconocimiento al trabajo tan duro que realizaban las mujeres al prepara el barro y transportar las piezas terminadas para que se secaran al sol.
En este museo es posible ver el proceso de elaboración de los botijos, las piezas más populares y el uso de la cerámica a través de la historia y de nuestra vida cotidiana.
Es curioso que el museo se haya erigido gracias a una señora alemana, Ilse, que quedó maravillada al ver la tradición alfarera de Agost y que impulsó la creación del mismo. Gracias a su iniciativa y al apoyo del pueblo ahora podemos disfrutar de una colección de piezas de cerámica y botijos, que ponen en valor esta tradicional artesanía que un pueblo como Agost ha sabido preservar y transmitir.
Un lugar que no te dejará indiferente, donde queda patente que el respeto por las tradiciones, la artesanía y la industria local puede ser un gran revulsivo para estos pueblos que tienen aún mucho que contar.
Desde tiempos remotos los agricultores alicantinos celebraban el solsticio de verano haciendo hogueras. El fuego era el hilo conductor para celebrar el día más largo del año, y la noche más corta. Además de ser un elemento purificador para aquellos que lo contemplaban.
El contacto campo-ciudad hizo que la fiesta se trasladase pronto, aunque no todo el mundo estaba de acuerdo con la idea ya que hubo quejas por las hogueras y los petardos, lo que llevó al alcalde a hacer un bando para prohibirlas.
Un despiste, la picaresca y la avidez del pueblo fueron los que dieron pie a las primeras hogueras permitidas, ya que en 1881 el ayuntamiento olvidó publicar el bando y los alicantinos aprovecharon para celebrar las primeras «fiestas de la calle», donde surgieron los primeros ninots, figuras en forma humana que solían ridiculizar a alguien del barrio.
Hoguera especial de 1946
En 1928 se celebra la primera fiesta oficial de Alicante gracias a Don Jose María Py, gaditano que había vivido un tiempo en València y supo ver la potencialidad de las Hogueras para el Turismo y para el disfrute de los alicantinos.
A partir de ese año la fiesta va tomando forma, se crea la comisión gestora, su himno, las barracas y se instaura la figura de la «Bellea del Foc«. Todos los ingredientes que hacen de esta fiesta algo singular y que solo ha sido interrumpida en dos ocasiones, en la Guerra Civil (1936-1939) y en 2020 debido a la pandemia mundial que estamos padeciendo.
Cada hoguera nace teniendo en cuenta diversos aspectos, el presupuesto disponible, el tema del monumento, el diseño de la figura y el lugar de ubicación. Una vez decidido se piensa en los colores para que armonice con el entorno donde se construirá y se hace la maqueta.
En este proceso han de valorarse el peso, el transporte, el tamaño y las partes que la compondrán y se empieza a modelar y construir el monumento. Los materiales utilizados entre otros son cartón, madera y papel y cada vez se apuesta más por el uso de materiales respetuosos con el medio ambiente.
Las piezas se construyen por separado, se comprueba el ensamblaje, se numeran y se pintan para después protegerlas con un plástico. Un armazón de madera sustentará todas estas piezas para que se muestren en todo su esplendor. El cálculo de pesos y contrapesos y cómo se quemará el monumento es muy importante para la estabilidad ya que algunas Hogueras miden hasta 17 metros de altura.
Exposición del ninot
Los ninots son figuras con representación humana, hechas de materiales combustibles que ocupan la base de las hogueras. Estas figuras tienen un carácter crítico y burlesco.
Una figura representativa de cada hoguera será expuesta del 18/05 al 04/06 para que los visitantes puedan votarlas. En 2019 la exposición contaba con 188 ninots. De ellos el más votado será indultado y se salvará del fuego, pasando a formar parte del Museo de Hogueras situado en la Rambla.
Mascletà
Masclets
Del 19 al 24 de junio a las 14.00 horas en la plaza de Luceros tras la frase pronunciada por la Bellea “Senyor pirotècnic, pot començar la mascletà” un disparo pirotécnico da paso a composición ruidosa y rítmica que hace vibrar el cuerpo. El ruido lo producen los masclets o petardos de gran potencia sonora. Éstos se unen mediante una mecha que acaba formando una traca.
Cada mascletá está dirigida por una pirotecnia diferente y compiten entre ellas con sus espectáculos ya que la pirotecnia ganadora recibirá un premio en metálico y se asegura su participación el año siguiente.
Bellea del Foc
De enero a abril, cada Hoguera elige en el acto de Presentación donde se les coloca una banda de distinción a su Bellea Mayor e Infantil y cada una va acompañada de dos o cuatro damas de honor.
Ser bellea de una hoguera es un sueño para mucha alicantinas»
Ser bellea de una hoguera es un sueño para muchas alicantinas a pesar de implicar muchas obligaciones. Las belleas representarán a su distrito durante todo el año y entre todas ellas se elige a la Bellea del Foc en el Festival de Elección de la “Bellea del Foc” y sus damas de honor.
Para ser Bellea del Foc es necesario haber sido Bellea el año anterior y tener más de 19 años. Hoy en día no existe límite de edad y se puede vivir en Alicante o en sus pedanías (El Altet, Torrellano o Arenales del Sol).
Desde 2010 un jurado de 9 personas vota en secreto los 7 nombres de su elección y un notario contabiliza los mismos y de entre las 7 más votadas se vuelve a votar en secreto la Bellea del Foc. Este mismo procedimiento es el seguido para elegir la Bellea Infantil y sus damas.
En estos eventos participan todos los foguerers y se ofrece música, bailes y desfiles de las candidatas que siempre acaba con la proclamación de las máximas representantes de la fiesta. Dos semanas después las Belleas son investidas oficialmente por el alcalde en el acto de Proclamación celebrado en la plaza del Ayuntamiento.
Entrada de bandas
La música es muy importante en esta fiesta, cada hoguera contrata una banda de música para todas las fiestas, con lo cual, pueden haber hasta 2000 músicos llenando las calles de ritmo durante estos días.
La tarde anterior a la plantá los socios de las comisiones de cada Hoguera desfilan con los trajes tradicionales acompañados por las bellezas y las damas de su distrito, vestidas de novia alicantina. Cada hoguera desfila con su respectiva banda de músicos, llenando las calles de música y alegría. En este desfile se otorga premios a las consideradas “mejor conjunto”.
Durante las Hogueras las bandas suelen hacer varios pasacalles para lucir a sus bellezas y visitar las Hogueras de barrios vecinos animando así las calles.
Las comisiones se organizan en barracas, calles valladas donde hay mesas, sillas, un bar y un escenario. Las barracas son costeadas por los barraquers, miembros de la Hoguera, y el uso de mesas suele ser privado aunque la entrada es libre y podemos consumir en el bar y disfrutar de la música.
Las barracas promueven la relación y diversión de los alicantinos, cada año van en aumento y compiten por tener la portada más llamativa ya que también reciben un premio.
La plantà
La noche del 20 de junio se realiza la plantà, se transportan y construyen las hogueras y las barracas. Para facilitar el transporte y montaje muchas calles se cortan al tráfico.
Los monumentos más grandes, de categoría especial, se montan un par de días antes debido a su complejidad. El ensamblaje es complicado y colocar el remate final es la parte más arriesgada pues el monumento puede desmoronarse.
Cada hoguera será valorada por un jurado y las ganadoras recibirán un premio el día de la Ofrenda que consta de una banda y el 10% del coste total de la Hoguera.
Foguerers y barraquers repondrán fuerzas tomando la tradicional coca amb tonyina y bacores y beban “paloma”.
Ofrenda de Flores
El 21 y 22 de junio se hace la ofrenda de flores a la Virgen del Remedio, patrona de Alicante. Como curiosidad comentar que es la ofrenda de flores más antigua de España pues data de 1941.
Las Belleas y damas de cada Hoguera llevan ramos que depositan ante la imagen de la Virgen en la fachada de la Concatedral de San Nicolás, formando un tapiz compuesto por algo más de 10.000 ramos. La madrugada del 24 las flores son retiradas para poder preparar la cremà de la hoguera del ayuntamiento.
Desfile folklórico
El día 23 se celebra una cabalgata de carrozas, grupos de bailarines y bandas de música de diversos países que muestran sus danzas tradicionales. Es un desfile muy bonito y colorido a lo largo del cual se disponen sillas para disfrutar del espectáculo.
Plaza del Ayuntamiento
Cremà
El 24 de junio por la noche, festividad de San Juan Bautista finalizan las Hogueras de Alicante con la cremà. A las 12 de la noche desde lo alto del Castillo de Santa Bárbara se lanza una gran palmera de fuegos artificiales, la cual tiene su origen en 1932.
En este momento, una gran traca encendida electrónicamente por las Bellezas del Fuego adulta e infantil desde el balcón del Ayuntamiento prende la hoguera oficial de la plaza del Ayuntamiento y a partir de ese momento se quemarán las hogueras de cada distrito.
Hoguera ardiendo
Los bomberos vigilan para que todo se desarrolle correctamente, apagan las hogueras y lanzan agua a los espectadores para que se refresquen, lo que se conoce como la banyà.
Los monumentos se queman por la celebración del solsticio de verano, en la antigüedad se creía que el sol no volvería a su esplendor total porque los días iban acortando, por ello se encendían fogatas y se realizaban ritos relacionados con el fuego para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía y purificar a aquellos que lo contemplaban.
Nuestras celebraciones tienen gran influencia de los ritos y tradiciones ancestrales aunque hoy queda también ligada a la influencia cristiana al vincularlo al día de San Juan el 24 de junio ya que realmente la noche más corta (hemisferio norte) o más larga (hemisferio sur) del año es la del 21 de junio.
Fuegos artificiales
Entre el 25 y 29 de junio ambos incluidos, a las 24.00 horas desde la playa del Cocó podemos disfrutar de un espectáculo de fuegos artificiales que dura unos 18 minutos, son fuegos aéreos lanzados al mar formando un espectáculo que nadie quiere perderse, por eso antes de la medianoche la gente acude en masa para coger sitio y disfrutarlo.
Espero que os haya gustado y que os animéis a visitar Alicante en estos días de fiesta, pues bien merece una visita. Os aconsejo llevar calzado cómodo y tener ganas de pasarlo muy, pero que muy bien.