Alicante

Guadalest, una joya entre montañas

Este pueblo es una de las joyas del interior de la Provincia de Alicante. Su centro fue declarado conjunto histórico artístico en 1974 y Bien de Interés Cultural. Además de formar parte de los pueblos más bonitos de España desde 2015, y bien merecido lo tiene. Este pueblecito cautiva incluso antes de adentrarse en sus calles.

Está rodeado por las máximas alturas de la provincia, la sierra Aitana (1558m), Serrella (1361m) y la Xortà (1226m). Guadalest se sitúa a 595m sobre el nivel del mar. Durante el camino vemos la típica vegetación de montaña, en las zonas altas pinos y en las zonas de ladera cítricos, olivos, algarroba y almendros.

Desde la distancia vemos el Castillo de San José. Fortaleza del siglo XI, creada por los musulmanes. Está sobre la roca, en la parte más elevada del municipio.

Situación estratégica

Siempre fue importante por su situación estratégica. Su destrucción se debió a los terremotos de 1644 y 1748 además de la voladura de 1708 en plena Guerra de Sucesión, cuando la Casa Orduña también fue incendiada.

Al llegar al pueblo, tenemos un lugar para poder aparcar el coche, si vas en fin de semana es mejor llegar a primera hora para encontrar sitio. Aquí está también la oficina de Información y Turismo y los baños públicos.

El Museo de Miniaturas

Una vez te adentras en el pueblo podrás ver el lavadero público y uno de los museos más interesantes en el pueblo, el Museo de Miniaturas. Es muy interesante, aunque yo recomiendo ver el más antiguo que está dentro del pueblo.

Antes de atravesar la roca que nos da paso, vemos una cruz de piedra a la izquierda. Esta zona coincide con el trinquet, zona de juego de pelota valenciana hasta el siglo pasado y anteriormente cementerio musulmán.

Una historia curiosa

La cruz tiene una historia curiosa ya que es una estela funeraria correspondiente al enterramiento de los caballeros de la Orden de Malta, que murieron en un naufragio en la costa y nadie sabe porqué terminaron enterrados aquí.

Llegamos al Portal de Sant Josep y vemos una de las hojas de la antigua puerta y el antiguo escudo de la vila. Encima de la puerta está el balcón que pertenecía a las dependencias del cuerpo de guardia.

El campanario, imagen icónica del pueblo, está separado de la Iglesia para que fuera oído por todas las personas que habitaban en el valle.

Guadalest es una población que ya existía en época musulmana, y a pesar de la conquista cristiana por Jaime I de Aragón en el siglo XIII, los árabes siguieron habitando estas tierras hasta 1609. En 1293 Jaime II de Aragón donó el feudo del Castillo y la comarca a Bernardo de Sarriá. En el siglo XIV el castillo pasó a la Corona, que lo vendió al infante Don Pedro y éste a su hijo, el primer Duque de Gandía y finalmente pasó a la familia Cardona. Los Cardona fueron almirantes de Aragón y gracias a Carlos I pasaron a ser Marqueses de Guadalest.

La familia Orduña

Otra familia que adquiere gran relevancia en el siglo XVII son los Orduña. Durante trescientos años los miembros de esta familia fueron alcaldes y gobernadores del marquesado de Cardona. En el siglo XIX su poder e influencia en la comarca de la Marina fue notable porque sus miembros eran diputados, senadores, incluso uno de ellos fue presidente de la Diputación de Alicante.

Podemos ver la importancia de esta familia cuando visitamos la Casa Orduña, construida en el siglo XVII. Es una casa de un tamaño desproporcionado para la zona donde fue construida, tan alejada de las grandes ciudades.

Un recorrido bien indicado

El recorrido está muy bien indicado, y podemos ver las distintas estancias que componían esta vivienda. La despensa, el comedor, la cocina, el aljibe, los dormitorios y la biblioteca, una joya de 1265 volúmenes que datan del siglo XVI al XVIII.

Una de las piezas más curiosas en la casa es un lienzo pintado por ambas caras de un Ecce Homo que podemos ver gracias a un espejo en la parte trasera que muestra las llagas de la espalda de Jesucristo, rara temática en arte religioso.

También podemos ver una réplica de la Virgen de la Asunción que la familia solía prestar al pueblo para las celebraciones. La auténtica fue destruida en 1936. Al lado vemos un cuadro de valor incalculable del siglo XVI sobre el «Tránsito de la Virgen» como se narra en los Apócrifos.

A través de la casa podemos acceder a la parte alta del castillo, donde podemos ver los restos del Castillo de San José, acceder al cementerio más alto de la Comunidad Valenciana o ver el camino del Calvario desde donde se accede al centro del pueblo.

En el centro tenemos el edificio del Ayuntamiento, en cuyo lateral hay una antigua prisión y un balcón desde donde apreciar la imagen más típica de Guadalest, el embalse.

El embalse fue construido en el siglo XX y recoge el agua del Río Guadalest, un río de corto recorrido y principal afluente del Río Algar. En su recorrido recibe aguas de varios barrancos. El embalse se construyó para regular el caudal y poder ampliar las zonas de regadío. Hoy abastece las zonas costeras y compensa la necesidad de agua por la actividad turística.

Si paseas por la calle principal podrás ver la Iglesia de la Asunción, data del siglo XVIII y durante 400 años fue la más importante del Valle. Su fachada es simple pero tiene la curiosidad de estar conectada a la Casa Orduña.

Esto nos muestra de nuevo el poder de esta familia ya que en la parte superior derecha del altar vemos una ventana desde donde la familia podía seguir misa de forma privada.

Gran parte de la población se dedica al sector turístico, hostelería, comercio de marroquinería, souvenirs y museos. Solo una pequeña parte vive de la agricultura de secano (algarrobo, almendro y olivo).

Museo de microminiaturas

Hay muchísimos museos en Guadalest, incluso de saleros y pimenteros, pero el más típico y más curioso es el Museo de microminiaturas, verás cosas tan curiosas como pinturas en un escarabajo o un caracol.

No te vayas de Guadalest sin probar sus platos típicos elaborados con productos de la tierra.

Arroz con alubias y nabos, pimiento relleno, conejo al ajillo, o la ollera. En nuestro caso probamos el arroz al horno y vino de la zona y fue todo un acierto ir a comer al Restaurante Venta la Montaña, calidad precio buenísima, pero te recomiendo reservar antes porque suele estar muy demandado.

Espero que si vas a Guadalest lo disfrutes tanto como yo. Si te ha gustado dale a like y comparte. Gracias 🙂

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